lunes, 28 de marzo de 2011

LITERATURA COLOMBIANA

JORGE ISAACS: Las hadasSoñé vagar por bosques de palmeras,cuyos blondos plumajes, al hundirsu disco el sol en las lejanas sierras,cruzaban resplandores de rubí.Del terso lago se tiñó de rosa, la superficie límpida y azuly a sus orillas garzas y palomasposábanse en los sauces y bambús.Muda la tarde ante la noche muda,las gasas de su manto recogió;de lindo mar dormida en las espumasla luna halló la y a sus pies el sol.Ven conmigo a vagar bajo las selvasdonde las hadas templan mi laud; ellas me han dicho que conmigo sueñas,que me harán inmortal si me amas tú. ALVARO MUTIS Poema Cada Poema de Alvaro Mutis Cada poema un pájaro que huyedel sitio señalado por la plaga.Cada poema un traje de la muertepor las calles y plazas inundadasen la cera letal de los vencidos.Cada poema un paso hacia la muerte,una falsa moneda de rescate,un tiro al blanco en medio de la nochehoradando los puentes sobre el río,cuyas dormidas aguas viajande la vieja ciudad hacia los camposdonde el día prepara sus hogueras.Cada poema un tacto yertodel que yace en la losa de las clínicas,un ávido anzuelo que recorreel limo blando de las sepulturas.Cada poema un lento naufragio del deseo,un crujir de los mátiles y jarciasque sostienen el peso de la vida.Cada poema un estruendo de lienzos que derrumbansobre el rugir helado de las aguasel albo aparejo del velamen.Cada poema invadiendo y desgarrandola amarga telaraña del hastío.Cada poema nace de un ciego centinelaque grita al hondo hueco de la nocheel santo y seña de su desventura.Agua de sueño, fuente de ceniza,piedra porosa de los mataderos,madera en sombra de las siemprevivas,metal que dobla por los condenados,aceite funeral de doble filo,cotidiano sudario del poeta,cada poema esparce sobre el mundoel agrio cereal de la agonía Almas en pena chapolas negras Fernando Vallejo En la madrugada del 24 de mayo de 1896, a los treinta años, con un revólver Smith & Wesson, José Asunción Silva se quitó la vida de un tiro en el corazón. Le dejaba a Colombia diez de los poemas más hermosos de la lengua castellana, y a sus acreedores $210.000 de deudas. Un siglo después de esa muerte, que continuó pesando sobre la conciencia de Colombia como si hubiera sido el país el que lo mató, Fernando Vallejo inicia su pesquisa detectivesca por archivos notariales y hemerotecas, y basándose en un verdadero maremágnum de documentos y periódicos viejos, más 20 cartas desconocidas y un Diario de contabilidad que la familia de Silva le facilitó, va armando el rompecabezas del infortunio y los descalabros comerciales del poeta José Asunción Silva: LAS VOCES SILENCIOSAS ¡Oh voces silenciosas de los muertos! Cuando la hora muda y vestida de fúnebres crespones, desfilar haga ante mis turbios ojos sus fantasmas inciertos, sus pálidas visiones... ¡Oh voces silenciosas de los muertos! En la hora que aterra no me llaméis hacia el pasado oscuro, donde el camino de la vida cruza los valles de la tierra. ¡Oh voces silenciosas de los muertos! Llamadme hacia la altura donde el camino de los astros corta la gélida negrura; hacia la playa donde el alma arriba, llamadme entonces, voces silenciosas, ¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!... Poema Revolución de Gonzalo Arango Una mano más una mano no son dos manos Son manos unidas Une tu mano a nuestras manos para que el mundo no esté en pocas manos sino en todas las manos

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